sábado, 2 de marzo de 2013

Enajenado España

El amante del cine sabe valorar grandes títulos de la Historia del cine, como El Padrino o Casablanca, pero eso no quita para que haya visto Grease o Dos tontos muy tontos. Tampoco un crítico de cine recogería firmas para que Hollywood deje de producir blockbusters y se dedique al cine de culto.
Volviendo a mi ámbito, como todo amante de la televisión, sueño con una programación que eduque, que aporte valores y que haga un mundo mejor. Pero también defiendo la validez de entretener por entretener, el contenido vacío de algunos programas.

Lo bueno que tiene la tele, es que no te obliga a tragarte un contenido entero si no está gustándote. Que te aburre... zaspa, cambio. Que te resulta ofensivo... zaspa. Que no te parece adecuado para tus hijos... zaspa, y niño vete a hacer los deberes. 

Ante tan amplia oferta de documentales culturales, no sé qué elegir.

Por supuesto, el hecho de que podamos elegir no quita hierro al hecho de que la mayoría de contenidos emitidos en televisión no aporten nada de calidad y sean una pura estrategia comercial para ganar audiencia fácil. Bueno, sí, una pena, pero exceptuando TVE, el resto de canales son, eso: comerciales. Y por tanto libres de elegir su modelo de negocio y la imagen que con su programación quieren dar. Triste, pero justificado.

El problema viene, cuando uno no puede controlar la influencia que la televisión tiene sobre la sociedad. Cuando uno no es suficientemente maduro para distinguir el momento de ocio de la vida real. Cuando alguien deja de saber estar, cuando no sabe diferenciar entre lo que es adecuado y lo que no es... y nadie le para.
El escándalo llegó esta semana con la chiquillada de un quinceañero que pensó que el resto de jóvenes de Europa también están a nuestro nivel, y decidió imitar a Ylenia de Gandía Shore en el Parlamento Europeo de los Jóvenes. 


Antes de seguir comentando el suceso, y ya que se trata de menores, un tema delicado, me parece justo adjuntar el comunicado del instituto donde se justifica la intervención. En él se protege al chaval diciendo que todo se ha sacado de contexto, pues era una presentación informal entre los estudiantes, que la intervención real vino después, donde todo se hizo como es debido y que hasta recibieron felicitaciones. 

Al margen de si el nivel de inglés deja mucho que desear o no, lo que me da miedo es pensar que estos chicos están viendo programas de este tipo, sin que nadie les hable de hasta dónde uno puede llegar. Adolescentes de 15 años están adquiriendo la impresión de que beber hasta reventar, que salir de fiesta sin asumir las responsabilidades de un trabajo está bien. Y la escuela defiende el gesto como una chiquillada, sin darse cuenta de todo lo que hay implícito. La televisión no tiene por qué cumplir un papel de herramienta educativa, pero un instituto sí. España tiene un consumo medio de televisión de 272 minutos al día. Si eso es normal, apaga y vámonos. Si un estudiante de esa edad debería dormir 8 horas diarias, pasa otras 8 en el instituto, eso deja, descontando el consumo televisivo, entre tres y cuatro horas para que estudie, haga deporte y socialice. Mala media.

No olvidemos cuidarnos de lo malo. Que esté ahí, no quiere decir que tengamos que rendirnos a ello sin deliberar sobre si lo que hemos visto es transportable a la vida real. No dejemos de proteger a los que aún no saben discernir sin ayuda sobre estas cuestiones. Por lo que a mí respecta, el chaval no merece todos los insultos públicos que se le están haciendo. Simplemente necesita que le castiguen sin ver la televisión una temporada, hasta que le entre uso de razón. A él, o a los que le deberían haber explicado dónde se cruza la línea.

Slrpppppppppppppppppppppppppppppp

2 comentarios:

  1. Pero si estamos en 2014. Claro lo de crear, producir... está muy bien, pero si no se vende no hay ganancia y sin ingresos está difícil la supervivencia. Cuando yo leía aquello de "cuentan de un sabio que un día... sólo se sustentaba de unas hierbas que cogía..." eran otros tiempos. Aquellos en que yo solía repetir -que ya entonces me repetía- "Que no sólo de pan muere el hombre que el hombre también muere de no sentirse vivo".

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  2. En efecto, uno tiene que saber también focalizar la mayor parte de sus esfuerzos a aquello que produce "algo que llevarse a la boca", y entre tantos hobbies que se tienen en la vida, hay veces, que algunos quedan aparcados por un tiempo.
    Pero todo se andará, pues los tiempos cambian (¡menos mal!), pero las ilusiones, proyectos y ganas de hacer, no se abandonan tan a la ligera. Espero nos leamos pronto.

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