miércoles, 28 de noviembre de 2012

El fenómeno del déjà vu

Qué extraña sensación. Qué paranormal. Esto yo ya lo he visto... ¿Será que la actuación de Ana María Polvorosa es muy similar a la de Aída? Con esta sensación me tragaba ayer el primer episodio de lo nuevo de Antena 3: Fenómenos. En cuanto al resto de actores, flojitos, con sus momentos mejores y peores. Aunque quiero destacar la actuación de Pepa Charro, ex-terremoto de Alcorcón, que es la que aporta la actuación más natural.



Partiendo de que la promo no me llamaba, algo me decía que la serie no iba a ser de mi devoción, pero oye, hay que dar una oportunidad a la ficción española de vez en cuando. Tras contemplar el abuso de flashbacks, topicazos, falso homenaje a la slapstick comedy, feas que se vuelven guapas y guapas que se vuelven feas (machismillo ibérico encubierto)... No. Me sigue sin convencer. Hubo momentos en los que sentía que me explicaban quién era cada personaje a través de lo que decían. ERROR, por Dios, no me verbalices todo, ¡que me siento insultada! A veces daba la sensación de estar ante una exposición continua de chistes, más que de la construcción de una historia. Y claro, entre una retahíla de chistes contínua, es normal que se suelte alguno bueno. Pero también suele pasar que algunos no resultan del todo adecuados. Quiero infelicitar desde aquí al creador de la siguiente joya: "Estoy a punto de llamar a ETA a ver qué van a hacer con los pisos francos".

En fin. Quizá el problema es tener aún presente en mi memoria Los Quién, muy similar en chistes, estructura y planteamiento.

 La serie es del creador Nacho G. Velilla

Vale, acepto que el humor es algo muy personal, pero muchas gracietas me recordaban a mi época de universitaria. Seguramente es el fruto de estar en un país en el que muchos compañeros guionistas tragan mierda sin poder despegar, formarse o adquirir experiencia. Quizá por eso todo suena a ópera prima, a las primeras frases de un guión que entregar al día siguiente en la universidad sin tener tiempo de repasarlo. Aunque no sea obra de guionistas novatos.
Un comienzo visualmente explosivo está bien como sketch, pero no para comenzar uan serie que tiene que tratar de conectar con una audiencia que por mucho que se la trate de idiota, es exigente. Los errores de base, los notamos: si el guay y la pelirroja no han tenido conexión alguna, y de repente se nota que uno de ellos está irremediablemente enamorado sin venir a cuento... algo no va bien. Aún así, los datos de estreno son un éxito, dado que la oferta de la competencia no era para un mismo público.

El otro estreno del día, El mundo cambió en Discovery Max consiguió 300.000 espectadores. Y me arrepiento de no haber sido parte de ellos.


A ver cuándo nos enteramos que para hacer comedia no hay que ser estridente. Yo el próximo martes, me retiro, y me voy con Àngels.

No hay comentarios:

Publicar un comentario